De hecho, este nutriente desempeña un papel clave en más de 300 funciones del organismo. Es más, muchas mujeres experimentan fatiga constante, calambres musculares, ansiedad o insomnio sin sospechar que la falta de magnesio podría estar detrás de estos síntomas.
A lo largo de la vida, las necesidades de magnesio cambian. Además, a pesar de sus múltiples beneficios, no siempre se consume en cantidades adecuadas a través de la alimentación, lo que puede hacer que un suplemento sea necesario en algunos casos.
El magnesio, un aliado clave
El magnesio es un mineral crucial que cumple funciones esenciales en el cuerpo femenino, con un impacto notable tanto a nivel físico como emocional. De hecho, este mineral interviene en más de 300 procesos biológicos del cuerpo, tal y como indica la OMS. Por ejemplo, es clave en la producción de energía, la contracción muscular, la síntesis de proteínas y la regulación de la actividad hormonal. Para las mujeres, esto se traduce en menos fatiga, mejor manejo del estrés, una función muscular y psicológica normal y un sistema nervioso más equilibrado, según la EFSA.
Durante el ciclo menstrual, el magnesio se convierte en un gran aliado. Según un estudio publicado en la revista Nutritional Neuroscience, este ayuda a aliviar síntomas del síndrome premenstrual (SPM) como la irritabilidad, el dolor abdominal y la retención de líquidos.
Además, en la menopausia, su función se extiende a la salud ósea. Un estudio en la revista Nutrition Reviews destaca que el magnesio favorece la fijación del calcio, reduciendo el riesgo de osteoporosis. También actúa como un regulador natural del estado de ánimo, contribuyendo a reducir la ansiedad y mejorar la calidad del sueño en esta etapa.
Saber para qué sirve el magnesio en las mujeres permite entender por qué su déficit puede afectar tanto el bienestar. Incorporarlo de forma consciente, ya sea a través de la dieta o suplementos, es una medida eficaz para cuidar la salud en todas las etapas de la vida. Concretamente, según la EFSA, las mujeres deberían consumir 300 miligramos de magnesio al día para asegurar estas funciones vitales.
Beneficios del magnesio en la salud femenina
Los beneficios del magnesio en la mujer abarcan distintas áreas de la salud, desde el equilibrio hormonal hasta la prevención de problemas cardiovasculares. Este mineral actúa de forma integral en el organismo, y su efecto se nota especialmente en etapas como la menstruación, el embarazo o la menopausia. A continuación vemos sus aportes más relevantes.
Salud hormonal y reproductiva
El magnesio contribuye a reducir los síntomas del síndrome premenstrual, como la hinchazón, la irritabilidad y la retención de líquidos. Al estabilizar los niveles de serotonina y relajar los músculos, alivia tanto el malestar físico como el emocional.
Durante la menstruación, ayuda a disminuir los cólicos al relajar la musculatura uterina y reducir las prostaglandinas, que son responsables del dolor. En mujeres con síndrome de ovario poliquístico (SOP), mejora la sensibilidad a la insulina y ayuda a regular el ciclo menstrual.
En la menopausia, el magnesio reduce sofocos, fatiga y cambios de humor, al tiempo que protege la salud ósea y cardiovascular en una etapa de mayor vulnerabilidad.
Salud mental y bienestar emocional
El magnesio actúa sobre el sistema nervioso y contribuye a mantener el equilibrio emocional. Reduce el nivel de cortisol, la hormona del estrés, y favorece una sensación general de calma. Por eso, muchas mujeres notan una mejora en el estado de ánimo tras corregir una deficiencia de magnesio.
También mejora la calidad del sueño al relajar el sistema muscular y favorecer la producción de melatonina. Además, se ha observado que puede disminuir la frecuencia e intensidad de las migrañas, especialmente en mujeres que las sufren de forma cíclica.
Salud ósea, muscular y cardiovascular
El magnesio es clave para mantener los huesos fuertes, ya que interviene en la absorción y metabolismo del calcio. En mujeres, esto es especialmente relevante durante la menopausia, cuando la densidad ósea tiende a disminuir.
A nivel muscular, previene los calambres y mejora la función neuromuscular, lo que beneficia tanto a mujeres activas como a quienes sufren molestias frecuentes. Además, su acción vasodilatadora ayuda a regular la presión arterial y protege el corazón frente a enfermedades cardiovasculares.
Fuentes de magnesio: alimentación y suplementos
La forma más natural de obtener magnesio es a través de una alimentación variada y equilibrada. Entre los alimentos ricos en este mineral destacan las semillas de calabaza, las almendras, las espinacas, el aguacate, los garbanzos, el chocolate negro y los cereales integrales. Incluir estos ingredientes en la dieta diaria es una forma sencilla de cubrir las necesidades básicas de magnesio sin recurrir a productos adicionales.
Sin embargo, hay situaciones en las que la dieta no es suficiente. El estrés crónico, el consumo excesivo de café o alcohol, ciertas etapas del ciclo hormonal o problemas de absorción intestinal pueden aumentar la demanda de magnesio o reducir su disponibilidad. En estos casos, un suplemento puede ser útil, siempre bajo supervisión médica.
La dosis diaria recomendada para mujeres adultas varía entre 310 y 320 mg, aunque puede aumentar en el embarazo o la lactancia. Los suplementos suelen presentarse en formas como citrato, glicinato u óxido de magnesio. Es importante evitar el exceso, ya que cantidades muy altas pueden provocar diarrea, molestias digestivas o interferencias con otros minerales.
Si decides usar un suplemento, asegúrate de que sea de calidad, fácil de absorber y adaptado a tus necesidades concretas.
Deficiencia de magnesio: síntomas y consecuencias
Detectar una deficiencia de magnesio no siempre es fácil, puesto que sus síntomas pueden confundirse con otras afecciones comunes. Sin embargo, el cuerpo emite señales claras cuando los niveles de este mineral son bajos. Entre las más frecuentes se encuentran el cansancio persistente, los calambres musculares, el insomnio, la irritabilidad, la ansiedad y los dolores de cabeza. También pueden aparecer hormigueos, rigidez muscular o una mayor sensibilidad al estrés.
En las mujeres, la falta de magnesio tiene un impacto particular. Durante la menstruación, puede intensificar los dolores y el malestar emocional. En el síndrome premenstrual, aumentan la retención de líquidos y la fatiga. A largo plazo, una deficiencia mantenida contribuye a la pérdida de densidad ósea, incrementando el riesgo de osteoporosis, especialmente en la menopausia. Además, la ausencia de magnesio puede alterar el sueño, empeorar la respuesta al estrés y aumentar la probabilidad de sufrir migrañas.
Reconocer estos signos a tiempo permite tomar medidas para corregir el déficit antes de que se agrave. Una analítica médica puede confirmar si es necesario ajustar la dieta o introducir un suplemento. Mantener niveles óptimos de magnesio es clave para el bienestar físico y emocional femenino.
Cuidar tus niveles de magnesio es cuidarte a ti misma
El magnesio no es un detalle más en tu salud: es una base silenciosa que sostiene tu equilibrio físico y emocional. Ahora que sabes para qué sirve el magnesio en las mujeres, puedes empezar a prestar atención a lo que tu cuerpo necesita. Escúchalo, aliméntalo bien y, si lo requiere, dale ese pequeño refuerzo extra en forma de suplemento. Un gesto sencillo que puede marcar la diferencia en cómo te sientes cada día.
Referencias:
Barbagallo, M., & Dominguez, L. J. (2019). Magnesium and Health. Internal Medicine: Open Access, 09(02), 1–2. https://doi.org/10.35248/2165-8048.19.9.e105
Ariceta, G. (2013). Magnesium and infant health. En Nutrition in Infancy (pp. 417–428). Humana Press.
Murck, H. (2002). Magnesium and affective disorders. Nutritional Neuroscience, 5(6), 375–389. https://doi.org/10.1080/1028415021000039194
Sojka, J. E., & Weaver, C. M. (1995). Magnesium supplementation and osteoporosis. Nutrition Reviews, 53(3), 71–74. https://doi.org/10.1111/j.1753-4887.1995.tb01505.x
Hasebe, N., & Kikuchi, K. (2007). Cardiovascular disease and magnesium. En New Perspectives in Magnesium Research (pp. 227–238). Springer London.